Me miras.
Preguntas que quién soy, y yo levanto mi cabeza.
Descubres quién soy, y tardas un segundo en acercarte a mí, agacharte, y preguntarme qué me ocurre.
Vienes con alguien.
Me hubiera gustado que vinieses sin compañía, pero no lo has hecho.
Me pierdo entre la multitud y huyo como una tonta de aquello que
más quiero cerca de mí, entonces te preocupas.
Y eso me gusta.
Me gusta que te preocupes, adoro esa cara de preocupación.
Seguramente no sabes que cuando lo haces, arrugas la nariz, como yo.
Y eso me gusta.
Me gusta que te preocupes, adoro esa cara de preocupación.
Seguramente no sabes que cuando lo haces, arrugas la nariz, como yo.
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