La vida es la fiesta más grande,
de ti depende si me levanto
y la bailo o me quedo sentada viendo disfrutar a los demás.
Tú decides si emborracharme de deseos
y sentimientos encontrados en el viejo cajón del 43.
A veces sentarte,
sentir y dejar pasar el tiempo
hace que veas las cosas desde otra perspectiva. Pero en este caso, no me apetece.
Quiero estar borracha de amor, llenarme de ti. Que me esperes donde nunca a la hora imprevista.
Tendré que dejar que la luna baile a mi compás, me arañe la espalda con suaves caricias en los que tu gravedad no me influya.
Le miraba de reojo, y os juro que me quedaría todo el rato mirándole, y si la suerte está de mi lado, toda una vida. Apoyó su barbilla en su mano, ladeó su cabeza y se quedo fijamente mirándome, sabía cómo ponerme nerviosa. Seguí intentando no desviar la mirada de mi móvil, pero me resultaba complicado.
- Ya sé que soy guapa, pero al final me vas acabar desgastando. -le dije imitando su posición y mirándole fijamente también.
-¿Sabes que siempre has sido una creída?
- He aprendido de ti. -las tonterías que nos estábamos diciendo solo servía para no dar ni tú ni yo el primer paso para hablar.
La vida es la fiesta más grande,
