lunes, 30 de mayo de 2016

Sociedad conformista.

La época que nos ha tocado vivir tiene una obsesión por el bienestar y el placer, que a veces son confundidos con la felicidad. Podemos caer fácilmente en la trampa de buscar la felicidad por medio de los bienes materiales, o por el reconocimiento social.
Si creemos que está en nosotros mismos la solución para la felicidad, por supuesto terminaremos solos en esta búsqueda.
¿Por qué cuando éramos pequeños todo se magnificaba?
Como cuando te encontrabas una pequeña canica en el suelo, o una simple moneda de 20 cent. Quizá nos haga falta un poco más de esa inocencia pura, que nos removía con cosas simples. Aprender de ellos, dejarnos llevar por las emociones, y decir verdades como tales, en vez de ocultarlas por miedo, haz lo que te haga feliz, sentir, que te haga volar.

Y buscar esa chispa que nos haga notar remolinos y terremotos, volcanes en erupción, mariposas en el estómago, o más bien avispas asesinas mordiendo cada parte de tu cuerpo.

Que te tiemblen las piernas por todo, y a la vez por nada.

Que no sepas si vives o sueñas, eso es la felicidad.

4 comentarios:

  1. Muy bonita la entrada! Es cierto que nos concentramos tanto en lo material que nos olvidamos que la verdadera felicidad esta en laas pequeñas cosas! Te dejo el enlace a mi blog para que pases a leerlo!! http://mimundoymisideas.blogspot.com.es/2016/05/malas-costumbres.html?m=1
    Saludos
    Neus

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    1. Gracias Neus, me complace que te guste, me pasaré por tu blog en cuanto pueda, ¡a ver que tal!

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  2. La gracia de ser niño es sorprenderse con lo simple de la vida. Ojalá esa capacidad nunca se pierda en los niños. Saludos.

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    1. Totalmente de acuerdo, excepto en que ojalá los niños nunca la pierda y que los mayores la ganen.

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